El noble arte de las graciosas pifias mundanas I.

Este tema que yo construyo con el sudor de mis teclas, va a tratar sobre las frases que escuchamos que nos hacen gracia, pequeñas y graciosas pifias y revolcones al diccionario. Las escuchamos en casa, en el mercadillo, en la Universidad y de nuestra propia boca (bueno, a mí no me ha pasao, jiji).

Mi madre creo que es la que me ha inspirado desde un principio con sus perlitas:

Nosotras nos comemos todo el marrón mientras tú y Laura os desenvolvéis las manos.

Me va a llegar una factura de arremángate que hay curvas.

Esta caja pesa un ojo de la cara.

Otras personas que me dan mucha inspiración son los testigos de no sé qué, que salen hablando en los telediarios o los Españas Directos:

Pues se le veía muy normal, amos, que a mí no me asesinó nunca ni nada.

Y yo vi cómo salía corriendo como una instalación...

Una vez le pregunto a mi padre:

-¿Cómo murió mi tía?

-Nah, fue una diligencia médica.

Ayer una tía me aseguraba varias veces que este lunes se iba a liar la de Dios es gorda.

La siguiente perla es de un viejo: Yo es que como no he ido al colegio, a lo mejor me falta el punto G.

La verdad que del viejo ese tengo unas cuantas:

Di tú, que sabes de astronomía del cuerpo.

Están los relojes de sol, los de luna, los genitales...

Un día, le recriminaban a Bar:

¿Pues no lo ves? Que está ahí, que tú tienes paperas, no celulitis.

Otra persona recriminaba a su hija:

Uy, tienes la nariz como un tímpano.

La Sory comentó:

Éste no es de Bandajena. Este es un surtidor.

Y no os preocupéis, que no me voy de rositas, voy a entonar el mea culpa. Estaba hablando con Dudu, no sé dé qué, supongo que se estaba metiendo conmigo y le digo:

-¿Tripita yo? Con este cuerpo de sífilis que tengo.

La verdad que intenté disimular, pero me salió así, tan segura de mí misma.

Y hasta aquí la primera edición.