Cada uno tiene alguna manera de medir su borrachera, ¿verdad, amigos?: Cuando se te han caído 3 cubatas al suelo, cuando te das cuenta de que no tienes bragas o llevas las bragas de otra, cuando ya te has llevado por delante tres árboles, cuando cantas con la Su al karaoke, cuando haces caso a las voces de tu cabeza, cuando has invitado a cubatas a desconocidos... Yo me doy cuenta cuando voy al baño y también, a veces, por lo anterior citado.
A continuación, relato mis apasionadas visitas al baño durante una noche, sin desperdicio (bueno sí, el desperdicio son los meaos, porque no creo que nadie los quiera volver a aprovechar, aunque tal y como está el mundo...):
23.35: Meo bien, diferenciando perfectamente las baldosas del suelo y acordándome de cosas que se me había olvidado contar. Alegría y nitidez absoluta. Salgo del baño con un guiño al espejo.
00.40: Ya no recuerdo por qué iba al baño. Meada limpia y certera. No hay tanta nitidez. Estoy meando mucho menos de lo que bebo.
01.30: Meada rápida. Aparente estabilidad, pero váter mojado. Salgo del baño sin ganas de mirarme al espejo.
02.53: Me meo con locura. Falta de precisión y con ganas de sentarse desoyendo los consejos de mi madre (‘no te sientes en el váter, guarra’). Ligera sensación de borrachera y álgidas ganas de salir para salir. Hago cosas extrañas (meneo de culo, risa sola, gestos que no se podrían definir) pero a mí no me parecen extrañas pero pienso ‘si me estuvieran viendo...’. Amor por el prójimo a la vez que ganas de vacilar al mismo prójimo. Dificultad para subirme los pantalones. Quizá tardo algo más de lo normal. Noche eterna. Estamos todos. Esta vez sí me miro al espejo. No tengo miedo.
03.38: Ligera visualización del baño para comprobar que todo está en su sitio. Sutil sonrisa en la cara. Alguna dificultad para subirme los pantalones. Pelos locos y me doy cuenta.
04.40: Ganas de sentarme en el váter. Me retengo. Caso omiso de los golpes de la puerta. Preparando cara de mala hostia para cuando salga. No me preocupa que no haya papel. Cierta constancia de la borrachera. Dificultad para ponerme también el cinturón. Ligera mirada al espejo y no le doy importancia a ir despeinada.
05.25: Pienso que la última vez que pisaré el baño será esta. Me meo mucho. Me da asco el baño y no pienso ahorrarle a nadie el lavarlo. Creo que se sale del recinto. No paro de mear. Con mi culo sigo el ritmo de la música o a mí me lo parece. Ya no me apetece mirarme al espejo, sí noto mi borrachera y me apetece que esta noche sea eterna.
Bueno, la verdad que ahí dejo el estudio. Lo apunté una noche cualquiera, pero no fue una de las noches que más meé.
Ahora que lo pienso, el sábado... ¡mear en el campo! ¡Eso sí que me da un montón de posibilidades!
jueves, 12 de marzo de 2009
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4 comentarios:
Hombre, normal, quién va a comentar a estas horas...
Ju ju!
Varias cosas: me ha encantado ese guiño al espejo en al primera meada. ¡Bravo, bravísimo!
Pensaba que era algo personal, mi madre también me aconsejaba aquello de: ¡No te apoyes, guarra! Siempre recordaré ese sabio consejo.
Y por último, no había pensado en ese detalle de que el sábado hay que mear en el campo, ¡qué sensación! ¡Bravo, bravísimo!
JU JU!
deberíamos decir que mear en el campo no resultó tan excitante como pensabamos
Pero si teníais baño!!!, tanto buscar parajes de hierva alta para nada,... que lástima!!!
PERO QUE BIEN ME LO PASÉ!!!
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